Pues mira, resulta que está muy de moda el concepto Slow, que significa “lento, despacio”.

Se habla de Slow Food (comer despacio) o de Slow Fashion (moda lenta), por ejemplo, para contraponerse a las tendencias actuales en las que todo va deprisa, deprisa, deprisa. Y es que ese es el sino de nuestros días. El mundo va cada vez más deprisa, y no somos capaces de seguirle el ritmo.

O quizá hay gente que no quiere (queremos) seguir ese ritmo.

Que prefiere pararse un poco y disfrutar del momento. De una comida tranquila. De un jersey para ponerlo más de dos veces. Y es que las cosas que se mueven muy deprisa aumentan tu grado de estrés. Producen nerviosismo. Y a nadie le apetece estar nerviosos y estresado, ¿verdad?

Así que me he inventado el Slow Walk.

¿Y de qué va?

Igual ya te lo estás imaginando. Va de paseos lentos. De disfrutar el momento con tu perro. De pararse y observar. De esperar. De relajarse y desconectar un poco de las prisas diarias. Esta ocurrencia me viene debido a que la palabra que más a menudo escucho en los paseos, cuando me cruzo con otras personas y sus perros, es “vamos”.
“Vamos, Toby”.
“Camina, venga”.
“No te pares, sigue andando”.
“Vamos, ven”.
“Venga, deja eso, vamos”.
“¿Qué haces? Todo lo hueles, vamos, sigue”.
Acompañado de un tirón de correa si el perro va atado, o de insistentes llamadas en voz alta si va suelto.

Vamos… vamos… vamos……

Camina deprisa, no te pares, ve del punto A al punto B rápidamente, ponte nervioso, aumenta tu estrés…… Y después las personas se acosan a sí mismas a preguntas, sin entender ¿por qué? tras una, dos, tres horas de paseo, su perro no se relaja y descansa.

Así que desde aquí, por todos esos perros que no son escuchados, te propongo que te unas a la filosofía “Slow Walk”.
Pasea despacio. El destino no es el objetivo, es el camino lo que importa. Observa, mira, escucha. Para cuando tu perro pare. Mira lo que tu perro mira. Escucha lo que él escucha. Pero sobre todo disfruta del momento. Y olvida la palabra “vamos”.

Aquí tienes las instrucciones para un buen paseo “Slow Walk”:

Revisa el material. Un arnés cómodo y una correa de al menos tres metros son lo mejor. Sales a la calle, no al parque de atracciones: no excites a tu perro con movimiento de correas, voces de pito, saltitos y palmas.

Simplemente te vistes, te calzas, tomas llaves y correa, y le dices a tu amigo (en voz baja) “¿un paseo?”.

En lugar de ir a paso ligero al parque canino para soltar a tu perro una o dos horas y que se vuelva medio loco con los demás perros (histéricos) del parque y se dediquen todos a acosar a cada nuevo perro que cruza la puerta, cambia las rutas.

Hay muchos sitios a donde ir. Elige caminos diferentes y disfruta de cada uno.

Pon un pie delante del otro como si hubiese monedas por el suelo: sin prisa, fijándote bien en cada paso. Deja la correa colgando y acerca a tu perro a bordes, árboles, farolas, papeleras, contenedores, coches…. Y observa.
Cuando se detenga a oler, para y espera.
Cuando continúe, sigue avanzando junto a él.
Si se detiene a mirar algo, para y espera.
Cuando termine, sigue caminando junto a él.
Si parece interesado en algo que él oye (y quizá tú no) y se queda quieto, para y espera.
Y cuando te mire y sonría, ha terminado, camina junto a él.

Si se cruza con otro perro y le saluda, para y espera.
Afloja la correa (incluso suéltala si es seguro) y quédate a un costado, que te vea por el rabillo del ojo.
Y dale tiempo para relacionarse.
Cuando termine, sigue caminando junto a él.

Camina junto a tu perro como si fueras tú quien estuviese atado a una correa. Así evitarás los tirones y la impaciencia propia de los humanos y seguirás a tu perro, en lugar de trabajar para que él te siga a ti. Si puedes ir a zonas donde sea seguro soltarlo (y no estén llenas de perros histéricos), suéltalo y sigue a su lado.
Cuando se pare, te paras.
Cuando camine, caminas.

Y sobre todo, sobre todo, pase lo que pase, no le digas “vamos”.