Versión 1.0. – mayo 2023

Por no entrar en el debate, de que si no se debería erradicar, la cría de animales de compañía comercial por completo, por cuestiones éticas y por ser algo poco realista, será necesario fomentar una crianza de perros responsable y así evitar el abandono, a lo máximo, de animales.

Para poder criar perros los/las criadores/as tienen que estar registrados/as en el registro central de criadores. Para eso será necesario solicitar ingreso. 

El/la criador/a tiene que haber pasado una formación, anterior a poder iniciar la actividad. La formación debe incluir:

  • Etología básica
  • Etapas de desarrollo
  • Comunicación canina básica

Perros de compañía usados para criar, tienen que tener una vida de perro de compañía, junto con el resto de la familia, humana y canina. Los perros no pueden bajo ninguna circunstancia estar recluidos en una jaula, chenil, perrera u otro tipo de espacio pequeño. Dejar que el perro, por ejemplo, duerma en una jaula cerrada por la noche, no es aceptable.

Situaciones cotidianas como la alimentación, períodos de celo, separación por desacuerdo entre individuos y la habituación, se harán en zonas familiares. El mantener a perros enjaulados o la limitación equivalente del espacio disponible de un perro, en situaciones cotidianas, está en conflicto directo con el Código Ético de ANPECEC (CEPA).

Un perro tampoco puede permanecer atado, que no sea temporalmente, por ejemplo para mantenimiento (peluquería, baño, etc.). El perro, durante la atadura, tiene que estar bajo supervisión y no puede haber riesgo de que se dañe. 

Para evitar ‘granjas de cachorros’ o multicriadores, no se permite tener más de dos hembras con camada a la vez.

Individuos usados en la reproducción tienen que tener una revisión veterinaria continua, durante toda la vida reproductiva. Una hembra no puede aparearse antes de llegar a edad adulta y para asegurar esto, se debe prohibir todo apareamiento antes de los tres (3) años. Jamás se debe de aparear una hembra a partir de los siete (7) años de edad. Una hembra no debe tener más de una camada, cada 18 meses y no más de tres durante su vida reproductiva.  Esto será controlado por parte del veterinario responsable del animal.

Perros con enfermedades, discapacidades o temperamento miedoso muy pronunciado no pueden utilizarse para reproducción. En otras palabras, solo se puede criar perros que desde todos los aspectos son mental y físicamente saludables. La cría responsable tiene que estar dirigida a una vida de bienestar físico y mental, del animal. No se puede aparear perras que no pueden dar a luz por sí solas. Ni se debe permitir la procreación de razas con discapacidades físicas genéticas (braquicéfalos, razas toy, tendencia a displasia, etc.). También se tiene que evitar la endogamia y nunca abusar de individuos o grupos de individuos estrechamente relacionados, en la reproducción.
La hembra nunca puede ser forzada a aparearse. En otras palabras, no se puede sujetar a la hembra con ningún tipo de atadura o sujeción, durante la monta. También se tiene que separar al macho de la hembra, si ella intenta alejarse de él. O sea si no consiente, no se hace.

Una hembra lactante debe poder decidir por sí misma cuando quiere estar con su camada y por ello tiene que tener la posibilidad de alejarse de ellos para descansar.
El destete se debe realizar de forma progresiva y siempre respetando el criterio de la propia hembra progenitora.


El/la criador/a será responsable de la socialización, durante la etapa de la misma y no se puede entregar cachorros, antes de los seis meses de edad. Esto asegurará que se entrega cachorros en gran parte preparados para vivir en nuestra sociedad, se evitará claramente la compra impulsiva de cachorros ‘monos’. Todas estas medidas van encaminadas a evitar, en la medida posible, la cría de individuos con déficit en sus etapas de desarrollo, más tempranas. Esto evitará tener individuos más proclives a presentar problemas en la convivencia. Algo que claramente disminuye la probabilidad, de que acaban abandonados en perreras y protectoras.  

Cada cachorro se entrega con un contrato de compraventa. El contrato estipula claramente la responsabilidad del criador/a, en el que se declara el derecho de devolución por parte del comprador. Para evitar compra impulsiva de un cachorro, tiene que haber una reserva, con un mínimo de un mes de adelanto. Al contrato se anexa un certificado de salud, por parte del veterinario responsable.