Psicología, el conocimiento de una ciencia tan atrevida que pretende entender algo tan único, como la mente de un individuo en relación o reacción con el medio ambiente físico y social que le rodea.

Me ha apasionado la Psicología desde la adolescencia. Creo que nuestro propio Kaos nos adentra en esto de entender el mundo para intentar entendernos a nosotros mismos.

A priori la mente de un perro parece ser más simple que la nuestra. Más que nada por qué no se complican tanto la vida como nosotros, pero por otro lado el instinto de supervivencia hace que se prepare para ciertos eventos (quedarse solos, tormentas, fuegos artificiales, ruidos, miedo a personas o animales…), como si su vida estuviese en peligro real.

“El concepto de Circuito de Supervivencia integra ideas sobre la emoción, motivación, refuerzo y excitación en el esfuerzo por comprender cómo los organismos sobreviven y prosperan al detectar y responder a desafíos y oportunidades en la vida diaria. Se incluyen los circuitos encargados de la defensa, manejo energético y nutricional, balance hídrico, termorregulación y procreación entre otros.”
-Joshep LeDoux

Los perros poseen procesos mentales muy similares a los nuestros, sienten, razonan…
Poseen regiones genómicas casi idénticas.
La ansiedad generalizada en perros se asoció con una región del cromosoma 7 Canino que se corresponde con una cierta región del cromosoma 18, humano.

“Este es un hallazgo extremadamente fascinante, ya que la región cromosómica 18p11 se ha relacionado con varias enfermedades neuropsiquiátricas, como la esquizofrenia y el trastorno afectivo bipolar, ya en 1990. El miedo es una parte integral de muchos trastornos mentales. La esquizofrenia incluso se ha descrito como miedo crónico. Los resultados indican que el miedo canino y los trastornos psicóticos humanos pueden tener factores subyacentes similares.”
-Riika Sarviaho

Desde el punto de vista de un educador canino, no podemos obviar que entender la mente de un perro es tan complicado como entender la mente de un humano. Trabajar conductas o enseñar comportamientos se queda muy corto como abordaje, pero nos resulta menos exigente.
¿Cómo podemos ayudar a alguien que no entiende qué le pasa?
Podríamos pensar que tenemos que mostrar/enseñar que un determinado detonante no es justificación para un comportamiento. Que las emociones que surgen no son lógicas y que el razonamiento/habituación/contra condicionamiento es la solución.

¿Y si no es así?

En un momento dado podemos asumir que una persona sufre un trastorno/miedo/fobia, que difícilmente puede entender y aún más difícilmente gestionar. No tenemos ni idea, pero si nos lo dice un profesional de la salud mental, comienza a hablar de neurotransmisores, neurociencia, todo relacionado con la cognición y la conducta.
En ese momento nos paramos.
No podemos hacer nada.
Empatizamos con la persona, porque en ese momento nosotros también sentimos miedo. Queremos instrucciones para poder ayudar y no equivocarnos.

Pero con los perros, existiendo prácticamente los mismos estudios y siendo la especie que más se ha desnaturalizado para habituarse a vivir junto a humanos, seguimos dando más valor a las conductas que a los procesos mentales. Más importancia a un ladrido que a una demanda de atención. Más sentido al hecho de rascar una puerta que a que pida por favor no quedarse solo.

Nosotros escondemos nuestros miedos para no mostrarnos vulnerables ante los demás. Desde pequeños nos han enseñado a esconder todo. El perro hará lo contrario, te lo mostrará por qué esa es la conducta natural. Pero en nuestra huida de “lo natural” nos creemos en el derecho de pedir/exigir al perro que también huya.

Nuestra vida y la de los perros con los que convivimos merecen la misma consideración, las mismas oportunidades, la misma comprensión y el mismo derecho a ser tratados como seres sintientes.

Sin duda consideraríamos una aberración llevar a humanos a centros de adiestramiento para que inhibiesen sus conductas. Que les rompiesen el alma para que tolerasen el miedo que no pueden dejar de sentir. Que se les someta para que nunca se atrevan a estar en desacuerdo.
Eso que por desgracia se sigue haciendo con los perros, esos que decimos querer tanto.

“Un humano tiene la licencia de responder ante el miedo antes de saber que está respondiendo. Un perro, siendo una especie considerada inferior, no tiene el derecho ni de intentar comunicar que tiene miedo.”
Sanjana&Dogs