Anda que no ha cambiado lo que llamamos educación canina a lo largo de los años. Hace 30 años el concepto ni siquiera existía. En aquellos días se trataba de un adiestrador de perros, que en clases de obediencia enseñaba como entrenar a los perros para que realizaran ciertos comportamientos.
Hoy se ha convertido en toda una industria de científicos, expertos en comportamiento y educadores que se reúnen regularmente para grandes conferencias e involucran a cuidadores de perros en todo el mundo.
El hecho de ser educador canino puede llegar a ser un trabajo fantástico, de continua evolución y enormemente gratificante. Ser parte de la vida y de los viajes de muchos clientes es algo maravilloso. Poder llegar a conectar con una gama tan diversa de cuidadores interesantes, divertidos, dedicados y cariñosos y sus perros únicos y hermosos, es una gran suerte.
Pero hay días malos y menos gratificantes. Días de conversaciones frustrantes y difíciles. El educador ve perros en situaciones terribles que simplemente no puede cambiar. Pierde horas de sueño preocupándose por estos perros y sus cuidadores, preguntándose si ha hecho un trabajo suficientemente bueno o si realmente está hecho para este trabajo.
Aquí abajo presentamos cinco desafíos ocultos a los cuales muchos educadores caninos se enfrentan (y de los que seguramente no hablan en libros, cursos y seminarios de educación canina):
1. Tienes que saber muchas cosas que no están relacionadas con perros
Cuando empiezas a aprender sobre perros, te tiras de cabeza a todo lo que puedes encontrar. Es un período delicioso de momentos de «¡ajá!» Y grandes conocimientos que cambian fundamentalmente la comprensión del ser canino. Cuando ese aprendizaje se transforma en un negocio, te das cuenta de que también tienes mucho que aprender que no es de perros. Dirigir un negocio de educación canina requiere habilidades en muchas áreas, como marketing, finanzas, relaciones con clientes, gestión del tiempo, sistemas y operaciones.
Si comienzas a formar un equipo, también necesitas aprender sobre reclutamiento, administración de personal, dinámica de equipos y varios marcos legales. Algunos pueden traer estos conocimientos de otras industrias. Otros puede que comiencen desde cero.
Por ello, después de un tiempo, esa idea de que el educador canino está jugando con perros todo el día se deshace por completo…
2. Los cuidadores de perros están sobrecargados
Hoy día, los cuidadores de perros encuentran un montón de información en internet, de la cual la gran mayoría es en definitiva mala y muchas veces dañina, y a menudo se sienten abrumados. También circulan shows televisivos con información directamente obsoleta y fuera de nuestro tiempo. Hay mucho que desaprender, y el hecho de que trabajar con perros sea en realidad una habilidad que requiere tiempo y práctica para construirla, a menudo se pasa por alto. Los cuidadores tienden a llegar con la cabeza llena, lo que puede hacer que enseñar e impartir conocimientos sea más desafiante. También significa que ganarse el compromiso y la confianza puede ser más difícil: si el caso es problemático o si una sesión resulta complicada, tienen educadores alternativos y soluciones rápidas al alcance de la mano.
3. Muchas veces es un trabajo solitario
Es una gran ironía que en un trabajo que implica mucha interacción con humanos y animales, uno también pueda sentirse increíblemente solo. La gran mayoría de educadores caninos trabajan por cuenta propia y, debido a que desempeñan el papel de apoyo para sus clientes, siempre deben estar «activos» y tener respuestas y soluciones disponibles (incluso cuando se sienten inseguros o están teniendo un día de mierda). No pueden entrar exactamente en la casa de un cliente y decir: «Vaya, tu perro está completamente fuera de control y puedo asegurar que nunca antes había visto un perro intentando morder el techo. Déjame buscarlo en Google«. La oportunidad de resolver problemas complejos con otros no siempre está disponible. El educador está constantemente en modo de resolución de problemas para otras personas y a menudo no tiene la posibilidad de hacerlo por sí mismo.
4. Anda que es difícil encontrar tu “manada”
Llevar su propio negocio y trabajar por cuenta propia puede hacer que las personas entren en modo de autoprotección. Puede resultarles incómodo «revelar todos sus secretos» o recomendar a los clientes a otro profesional cuando no están disponibles, o cuando un caso resulta difícil de resolver. Es posible que colegas y/u organizaciones no quieran compartir ideas o tener conversaciones abiertas con otros compañeros, pensando que esto puede poner en riesgo su lugar en el sector. En un campo a veces muy crítico y repleto de situaciones que requieren un conjunto específico de habilidades y experiencia, puede haber un gran temor a admitir que hay algo que no se sabe. Que se ha equivocado en un caso o que simplemente no llega. Afortunadamente, esto está cambiando cada vez más, pero encontrar los lugares y las personas con quienes conectarse sin temor a ser juzgados, puede ser difícil.
5. Es común quemarse
Fatiga por compasión es un fenómeno alarmante y perjudicial en las profesiones del bienestar animal. Es particularmente frecuente en el mundo veterinario y del rescate de animales, pero también se extiende a los educadores caninos. La profesora de psicología de la Universidad de Berkeley, Christina Maslach*, describe el agotamiento como un «síndrome psicológico que surge como una respuesta prolongada a factores de estrés interpersonales crónicos en el trabajo… agotamiento abrumador, sentimientos de cinismo y desapego del trabajo, y una sensación de ineficacia y falta de logro«. Los educadores caninos suelen ser personas muy empáticas y sensibles (por eso terminaron trabajando con animales en primer lugar), pero esa empatía puede provocar problemas para establecer límites, desconectarse y ocuparse de sus propias necesidades.
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El aprendizaje que conlleva ser educador canino nunca para, y encontrar lugares para conectarse con otros, desarrollar habilidades y compartir historias de batallas puede ser difícil.
Si eres educador canino novato o experimentado, interesado en mejorar tu forma de promocionarte, en compartir historias (buenas y malas), si alguna vez necesitas apoyo emocional, conocer nuevos colaboradores y dedicar más tiempo a ayudar a más perros, nos encantaría verte en ANPECEC.
Quiero empezar a trabajar
Quiero trabajar más profesionalmente… quiero ayudar a más perros y más guías a encontrar el camino correcto que lleva a la armonía y la convivencia desde la empatía y el respeto
Gracias Mariano
Venga – lánzate y si necesitas ayuda, sabes dónde encontrarnos.
Me he sentido taaaaan identificada…
Pues – estamos en proceso de montar un grupo de apoyo, para poder ayudar a nuestras compañeras en cuanto lo necesitan
Gracias por tu comentario, Marta…
¡Gracias por este artículo Jonás! Lo leo justo en un momento en donde más lo necesitaba. Me alegra mucho ser parte de este movimiento y esta Asociación.